Dos Poemas para Claudia

Este par de poemas los escribí alrededor del año 2004, no recuerdo la fecha exacta. Los versos abundan en metáforas desmedidas dedicadas a un amor adolescente. Sin embargo, los conservo en estima pues evocan esa etapa de felicidad inmediata.

A Claudia

Dios arrancó una espiga
la dejó secar
y la resucitó para que nacieras,
te hizo frágil para confundir a la muerte,
ungió tu cuerpo para el fugaz abrazo,
te hizo hija del viento para hacerme tiritar,
cerró la mano sobre un gorrión
y salpicó su sangre en tu cara,
flotabas hasta que cortó seda en tu garganta,
luego puso un río ebrio en tu cabeza
y rescoldos en tu matriz,
creyó haber terminado
hasta que vio tu rostro contra el atardecer
y pintó sus colores en tu boca
te cortó el cabello para siempre mirar
el pulsar de tus ojos
y sopló en tu nariz.

Claudia, pequeña criatura, inunda mis salmos
y ocúltame a Dios.

Como Nosotros

Como la etérea pluma a la terrena tinta,
como el viñedo de púas irrigado en carmesí,
como un éxtasis a tu luz,
como nosotros.

Como las amarras tensas al foque brioso,
como el hirviente lacre al papel promiscuo,
como la libertad de enhiestos pechos a nuestra verdad,
como nosotros.

Como el blanco rayo al viejo arce,
como la saeta silbante al torso presumido,
como las furibundas lenguas intrusas,
como nosotros.

Como la castidad lame dulcemente la lujuria,
como la inerme razón abraza la trémula bestia,
como el beso extingue la sonrisa,
como nosotros.

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